PODEMOS Y LA CONFIANZA QUE SUS PROCLAMAS DESPIERTAN EN MI ATRIBULADO CORAZONCITO


Hugo Chavez - canarytax_com

Por Guillermo Núñez Pérez

 Es como en el cuento de la vieja majadera (perdón, de la vieja y del viejo, en lenguaje políticamente correcto) o mejor, como el letrero que aún hoy pende en muchas paredes de comercios, pero sobre todo de bares, en el que el cantinero pone por escrito su firme y perenne decisión de no fiar el pago de sus servicios ante la eventualidad de que alguien se lo pidiera: “Hoy no se fía, mañana sí”.

 He de reconocerlo, no me fío de ese remedo de invento (¿agrupación electoral? ¿partido político? ¿grupo claustral? ¿célula? ¿soviet?) que se ha creado en España y se autodenomina Podemos. Y no me fío por muchas razones, pero fundamentalmente por las siguientes:

 En primer lugar, porque la denominación Podemos proviene de USA, foco central de carácter planetario en el que se fijan las modas, comportamientos, hábitos de consumo y demás actitudes que no siempre son positivas para los que se limitan a copiar y a aplicar dichas pautas como auténticos autómatas. La expresión “Yes, we can”, queda muy bien en boca de Obama, pero en nuestras latitudes y en boca de los dirigentes de Podemos, tiene un significado radicalmente distinto. Así que mejor no fiarse cuando afirman y confirman que “Sí se puede”, pues no se están refiriendo a acometer reformas en el ámbito político, sino a destruir lo construido para sustituirlo por la democracia directa o asamblearia, es decir, por la antidemocracia. Además, como buenos universitarios, los dirigentes de Podemos, nacidos al calor de la universidad pública española,  deberían copiar de USA el funcionamiento de sus universidades, pero claro, de hacerlo, no tendrían tiempo para ejecutar la política tramposa que les caracteriza y con la que han podido engañar a más de uno y una.

 En segundo lugar, Podemos es el resultado de la cristalización de varios fenómenos simultáneos: crisis económica; envilecimiento de nuestras instituciones; corrupción practicada por algunos políticos y, sobre todo, por sus dirigentes a la hora de permitirla; falta de democracia en el funcionamiento interno de los partidos políticos; desprecio a la innovación, al sentido crítico, a la inteligencia y a la capacidad y el mérito como pautas de funcionamiento de nuestra sociedad, pero sobre todo, Podemos es el resultado de la influencia perversa de la Televisión en las almas cándidas de millones de espectadores que bien por hartazgo, bien por resentimiento, bien por estar cabreados con el Gobierno y sus decisiones, o bien por comodidad a la hora de pensar, precisan de unos mensajes de cambio que sólo una fuerza populista como Podemos ofrece. Podemos no gana adeptos –como tampoco lo hace el Frente Nacional en Francia– a partir de sesudos análisis científicos de nuestra realidad política, social, económica, cultural, etc., sino a través de la articulación de un discurso simple y directo en cuanto a sus mensajes: lucha contra la casta;  el PP es un partido corrupto; no puede negarse el derecho de los catalanes a decidir su futuro a través de un referéndum, pues eso es lo democrático; ¿por qué debe ser Jefe del Estado un señor que no ha sido elegido por el pueblo?; España es un Estado plurinacional cuyas “naciones” deben decidir democráticamente si quieren o no seguir formando parte de España como “entidad supranacional”. Con Podemos no vale la reflexión crítica, sino la más absoluta sumisión a los mensajes simplistas de sus clarividentes líderes.

  En tercer lugar, la fuerza de Podemos proviene, fundamentalmente, de los jóvenes. Y ello, en sí mismo, no debería ser motivo de desconfianza. Sin embargo, es un error en términos democráticos pensar que las iniciativas políticas provenientes de los jóvenes son por sí mismas buenas o positivas para el conjunto de la sociedad. En realidad, en términos de propuestas de actuación política, las de Podemos son en general de lo más arcaico y reaccionario, y las mismas han sido probadas y rechazadas por los ciudadanos en distintos períodos y lugares. Y si no, que se lo pregunten a los venezolanos, que han sufrido y sufren la aplicación de muchas de las ideas que algunos líderes de Podemos elaboraron ex profeso en sus despachos universitarios españoles para que fueran aplicadas por el Comandante Chávez (q.e.p.d.) y su sucesor Maduro.

 Por las tres razones señaladas, y por algunas otras que no es el caso ahora desarrollar, no me fío de Podemos. Es más, si su grado de influencia social aumentara, cosa que no es improbable si no tratamos de evitarlo, lo mejor que podríamos hacer es abandonar este desgraciado país que se llama España y que el último que lo haga apague la luz.

Guillermo Núñez Pérez es Catedrático de Derecho Financiero y Tributario y Asesor Fiscal

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