MILAGROS


Head in Hands

Por Guillermo Núñez Pérez

  No tengo la menor duda de que existen milagros, al menos, si por tal entendemos la concatenación de hechos diversos que dan lugar a un resultado inesperado en un momento dado, siempre, claro está, que ese resultado sea positivo para quien lo obtiene o le afecta, pues si así no fuere, no estaríamos ante un milagro, sino ante una desgracia pura y dura.

  Puede distinguirse entre milagros con efectos colectivos y milagros con efectos personales. El primero sería, por ejemplo, que PSOE, PP y Ciudadanos llegaran a un acuerdo para formar Gobierno en España. Claro que ello también podría ser considerado como una auténtica desgracia para los opositores a este concreto pacto político. Es más, cabe incluso la eventualidad de que siendo en principio el resultado claramente negativo en términos objetivos, el mismo sea en realidad positivo para el destinatario de dicho resultado. Esto último es lo que creo que me ha pasado a mi con la pérdida de todos mis archivos informáticos.

  De ayer a hoy he pasado de la contrariedad y la desesperación causada por la pérdida de mis archivos del ordenador, a una sensación cada vez más intensa: el sosiego que supone haber mandado a la nada el producto de casi cuatro años de trabajo intelectual. Desde la elaboración de temas para mis alumnos, pasando por la “descarga” de documentos varios procedentes de internet con un supuesto interés para trabajos futuros que casi nunca llego a realizar, o la redacción de artículos académicos y otros como el presente, que se han evaporado no se aún muy bien por qué, pero sí que me consta que han desaparecido de mi ordenador para siempre, pues nunca llegué a ver claro eso de mandarlos a “la nube” a fin de poder recuperarlos en caso de pérdida terrenal, tal y como me ha ocurrido ahora a mi. Y es que, si lo pensamos bien, en términos narcisistas ya bastante es que nuestro rastro en la red pueda perdurar unos cuantos añitos después de nuestra desaparición física de este mundo.

  Ciertamente, me he quitado de encima unos cuantos bytes ocupados por escritos varios, y lo que pudiera parecer en principio una desgracia, cada minuto que pasa me siento mejor, algo así como más ligero de equipaje, como bien decía el poeta. Así que entre el milagro señalado, y mi decisión de hace más de un año de darme de baja en Facebook y Twitter, me siento de nuevo libre para volver a escribir en este blog (espacio de libertad) lo que me apetezca y cuando me apetezca, aunque ello le pueda molestar a alguien.

Guillermo Núñez Pérez es Catedrático de Derecho Financiero y Tributario y Asesor Fiscal

También en la web guillermonuñez.com

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