OCURRENCIAS


Por Guillermo Núñez Pérez

  En el estado actual de desarrollo de la psicología como ciencia del comportamiento y los procesos mentales, creo que aún no se ha llegado de forma concluyente a determinar cuál sea el mecanismo en virtud del cual los políticos calificados de izquierdas tienden a presentarse ante la sociedad como adalides del progreso y la justicia proponiendo la creación de nuevos impuestos o el aumento de los existentes y, a la inversa, cómo los políticos calificados de derechas se presentan como defensores del progreso y la justicia proponiendo la supresión de impuestos o bien la reducción de los mismos. Claro, se dirá que una u otra postura no responde tanto a razones psicológicas como a razones ideológicas, pero en realidad, si la cuestión se recondujera exclusivamente a estas últimas razones, no habríamos adelantado mucho, puesto que las ideologías no dejan de ser mecanismos mentales en virtud de los cuales se trata de inocular ideas y comportamientos tipos a la masa que sirvan para evitar que el ser humano piense por sí mismo.

  Cuando el Sr. Zapatero declaraba ufano que “bajar impuestos es de izquierdas”, y lo hacía ante una selecta reunión de empresarios a los que anunciaba la inmediata supresión del impuesto sobre el patrimonio, es lógico que sus seguidores sufrieran un auténtico trauma psicológico. ¿Cómo? ¿Bajar impuestos a las grandes fortunas es de izquierdas? Hasta aquí podíamos llegar…pensaban los más conspicuos administradores de las esencias ideológicas socialistas. Todo un revulsivo, sin duda, que en realidad no pasaba de ser una ocurrencia más de las muchas que tuvo nuestro recordado Presidente del Gobierno. Algo similar a lo sucedido con ese otro prohombre de la política nacional que es el Sr. Rajoy, que nada más tomar posesión lo primero que hizo fue subirnos el IRPF a los que de verdad lo pagamos, las clases medias, muchos de cuyos miembros quedaron estupefactos ante esta ocurrencia gubernamental de alguien que había accedido al poder prometiendo rebajar los impuestos. Por supuesto, en el primer caso, el del Sr. Zapatero, se trataba de una ocurrencia insustancial, en tanto que en el del Sr. Rajoy se trataba de una ocurrencia supuestamente sustancial, toda vez que la misma venía determinada por el estado de necesidad de las finanzas nacionales, es decir, un argumento ideológico que la masa entiende y asimila sin duda de mejor manera, esto es, de forma más anestesiante.

  En el ámbito de nuestra autonomía, también contamos con ejemplos esclarecedores de ocurrencias dispares en materia de impuestos, sólo que éstas, últimamente, se centran no en la bajada de impuestos, sino en la creación de nuevas figuras tributarias. La última, la de nuestro Presidente del Gobierno: hay que crear un nuevo impuesto que proteja la producción de los vinos canarios frente a la importación de vinos procedentes del resto de España o del mundo mundial. Así de claro, sí señor. Aquí la cuestión es que no seríamos capaces de determinar si el Sr. Rivero es de izquierdas o de derechas, o si unas veces actúa, en función de las circunstancias, con uno u otro sesgo ideológico-psicológico. También hay que tener en cuenta que las declaraciones las realizó con ocasión de la visita a una bodega y consiguiente toma de contacto con los cosecheros y su producto.

  Pero el ejemplo más significativo de que la creación de nuevos impuestos aparece íntimamente asociada a las ideas de izquierda, es la contundente declaración del expresidente del Gobierno de Canarias Sr. Román Rodríguez: hay que establecer una tasa turística que deben de pagar todas aquellas personas que se hospedan en los establecimientos turísticos de Canarias. Su equipo de asesores –se supone- le había comunicado que el establecimiento de este nuevo impuesto podía reportar una recaudación aproximada de cien millones de euros anuales a la Hacienda canaria. Además, terminaba preguntándose este pragmático representante de la ciudadanía, ¿qué puede suponer para un visitante el pagar dos euros por hospedarse en un establecimiento turístico? Pues eso, una simple bagatela…Y como contrapartida, nuestros municipios turísticos estarían mucho mejor atendidos en cuanto a infraestructuras, limpieza, y medidas a favor del medio ambiente. Vamos, todo ventajas y nada de inconvenientes; y además de mejorar el medio ambiente , un objetivo a alcanzar mucho más importante aún: alcanzar la justicia tributaria.

  Hace unos días hice un viaje en avión de Madrid a Tenerife. En el aeropuerto había algunos diputados y senadores canarios que venían en el mismo vuelo. Unos eran de izquierda y otros de derecha, pero todos ellos viajaron en primera clase, en tanto que yo lo hacía en turista. Es decir, que mientras ellos viajaban más cómodamente con el dinero que yo pago por mis impuestos, yo me veía confinado en un asiento con menos espacio vital y teniendo que pagar, aparte de mi billete, la coca cola y el bocadillo que consumí en el vuelo. Se me ocurrió entonces pensar que aquello era inaceptable e insufrible. Y aunque he de confesar que el hecho en sí mismo no me llevó a un estado de amargura durante el tiempo que duró el vuelo, reconfirmé sin embargo mi idea (que ni es de derechas ni tampoco de izquierdas) de que el dinero que las Administraciones Públicas obtienen vía impuestos de los ciudadanos está en general muy mal utilizado por parte de las mismas. Así que concluí no en hacerme objetor fiscal, pero sí al menos “ciudadano indignado”, y denunciar en la medida de mis posibilidades el sinsentido y manipulación que en la mayoría de ocasiones esconden las ocurrencias de las izquierdas y derechas en materia de impuestos.

  La verdad en materia impositiva no la tiene nadie, y si bien es previsible que los impuestos existirán mientras exista vida humana organizada, los que los sufrimos deberíamos estar atentos siempre a que al menos los que los crean o supriman no traten de tomarnos el pelo.

 

Guillermo Núñez Pérez

Catedrático de Derecho Financiero y Tributario. Asesor Fiscal.

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